Bon voyage: guía de viaje de París

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En la era moderna, París se ha afianzado como una de las ciudades artísticas más importantes del mundo. La huella más evidente se observa en los diseños art nouveau que se encuentran por toda una ciudad que está prosperando después de décadas de reconstrucción. Sin embargo, no todas las fantásticas muestras artísticas de la ciudad se encuentran en galerías y museos. En el barrio ómnico, podéis disfrutar de las atrevidas pinturas callejeras realizadas por el revolucionario artista ómnico Liberte.

Durante el fin de semana, los atascos de tráfico y el aumento de la presencia de seguridad en las inmediaciones de la Maison Marat serán una constante. Se va a celebrar una gran gala para festejar la reciente aprobación de unas polémicas leyes sobre derechos ómnicos.

No perdáis la ocasión de deleitar vuestros oídos en el Cabaret Luna. La artista que le da nombre al local actúa siete noches por semana sin falta. Se trata de un lugar donde todo el mundo es bienvenido (¡menos la gente que da poca propina!) y donde podréis codearos con estrellas del cine, lugareños, revolucionarios y otros invitados para disfrutar de la diva más ilustre de la Ciudad de la Luz.

Hay un nuevo chef ómnico en esa auténtica institución parisina llamada Les Deux Escargots, pero no temáis porque los caracoles de los que habla su nombre no han abandonado la carta (¡ni los letreros!), ¡y las primeras valoraciones cuentan que ahora el servicio está a la altura de la comida!

Probad unos productos artesanales tan deliciosos que hasta los criminales se matan por disfrutarlos. La Pâtisserie Galand, conocida por sus delicados mille-feuilles y sus coloridos macarons, ha reabierto después de cerrar por obras debido a un audaz atraco a plena luz del día. Los dos malhechores no se llevaron dinero: lo único que buscaban eran las deliciosas obras maestras dulces que dan fama a la Pâtisserie Galand.

París es una ciudad repleta de joyas ocultas, así que estad pendientes de los bares clandestinos y lugares ocultos mientras recorréis la ciudad. Quizá con decir la palabra adecuada podrías acabar en algún sitio que ni siquiera sabíais que existía.